domingo, 24 de abril de 2016

Lejos

Mis días donde terminan siendo largos, te recuerdo.
Cuando la noche se alarga y el sueño no parece venir, recuerdo cada cosa, cada facción, cada respiración de ambos.
Recuerdo en las frías noches tus suaves caricias, tu respiración pegada en mi cuello y tus ojos mirando los míos.
Mi corazón pareciera que fuera a salirse en cada uno de esos momentos en los que debería supuestamente detenerse.
En mi cabeza el tiempo no se detiene, se acelera.
Por eso odio un poco los días solitarios, los días en los que no puedo verte.
Porque ahí es donde el tiempo corre más lento, donde las agujas de reloj parece pensar si avanzar o no.
Es como una maldición, es como si las horas se burlaran de mi.
Trato de jalar los días para volverte a ver pero es imposible, debo esperar...
Esperar que los días pasen lentos; y cuando finalmente te veo el tiempo pasa a través de mis dedos como arena.
Odio tanto eso...
Odio no poder estar contigo infinitamente hasta saciarme de ti,
Odio no estar contigo hasta que me fastidie de tu presencia.
Odio no poder dar todo mi amor en un solo día,
Odio frustrarme.
Odio quedar tan melancólica cuando te vas y quedar tan vacía.
Eso es lo que siento exactamente hoy, vacío.
Vacío que no se llena con nada solo contigo.
Y tu estas tan malditamente lejos...
Te siento lejos; y me lleno de tantas inseguridades que no se como calmar mi cabeza.
Ella es otra que me tortura en los días en lo que puedo pensar tranquilamente, y ella no calla.
Habla, habla y habla... esperando que yo le haga caso.
Pero llego a ser más fuerte que ella, bueno...
Algunas veces...




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