jueves, 26 de abril de 2012

Reflexión.

   Hace mucho tiempo había construido un barco de papel me había costado hacerlo pero puse todo mi empeño en terminarlo lo puse un día en aquel lago donde había reído y llorado. El barco poco a poco se fue distanciando diciéndome adiós y ya no podía rescatarlo y fue ahí donde supe: “debía dejarlo ir todo para así darme la dicha de crear otro y sentir lo que sentí cuando hacia el primer barco aunque no fuera el mismo ni el mismo sentimiento, valía la pena arriesgarme.”