Hace mucho tiempo
había construido un barco de papel me había costado hacerlo pero puse todo mi empeño
en terminarlo lo puse un día en aquel lago donde había reído y llorado. El
barco poco a poco se fue distanciando diciéndome adiós y ya no podía rescatarlo
y fue ahí donde supe: “debía dejarlo ir todo para así darme la dicha de crear
otro y sentir lo que sentí cuando hacia el primer barco aunque no fuera el
mismo ni el mismo sentimiento, valía la pena arriesgarme.”