miércoles, 19 de marzo de 2014

"El en la madrugada inspiraba tristeza. Su vista era vacía, melancólica. Cuando el creía que nadie lo veía. Cuando no sabia que yo lo veía podía darme cuenta como asomaba su vista por la ventana hacía el cielo y veía el plenilunio como si en su cabeza pidiera a gritos un deseo. Un consuelo y después de eso su rostro radicalmente cambiaba, ya no era tristeza sino esperanza y anhelo. El nunca se percataba de mi presencia por las noches y en lo más profundo de mi ser quería que lo hiciera porque yo al igual que el veía el cielo pidiendo un deseo: Que él me notara entre tanta penumbra." 

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