Una vez tuve un jardín lleno de flores.
Era la mejor vista para todos aquellos que querían poseer uno.
Yo, regalaba flores cada primavera ha aquella personas que iban a verlas pero, en una primavera no volvieron a florecer.
No quisieron recibir al sol y comenzaron a marchitarse
Yo en mi ignorancia no sabía que pasaba hasta que un día comencé a preguntarme: ¿Por qué las regalaba?
Las flores eran felices en el jardín; entre ellas. Les gustaban que las vieran pero cuando las regalaba las personas se cansaban de admirarlas y las dejaban morir, desechandolas cruelmente.
Las flores en su miedo no quisieron volver a florecer, no querían ser juego de algo cruel.
Y ese jardín que tenía lleno de flores, ahora no es mas que un jardín cerrado y marchito.
Fuera de las miradas, fuera de espectadores.
Sin flores ni arboles.
Sin nada que admirar.